domingo, 4 de diciembre de 2016

EL CONCEPTO DE ESPACIO ESCÉNICO (ADOLPHE APPIA)



Lo común en Adolphe Appia y Gordon Craig, desde el punto de vista escénico del escenario como instrumento, es su nueva valoración del decorado como elemento y del espacio escénico como un lugar en que la acción teatral se desarrolla. En su mente, el espacio escénico es algo más que el polígono que es determinado por la línea de implantación escenográfica, pasando a ser una totalidad técnico teórica en la que se muestra el trabajo del actor y transcurre el espectáculo.
El espacio escénico en los textos de Appia y en aquellos que le siguieron se amplía hasta englobar las relaciones actor/público, espectador/espectáculo; hasta convertirse en la entidad espacial neutra en la que se dispone el lugar –individual o múltiple– de la acción escénica y unas determinadas relaciones con los espectadores que la contemplan. En Appia la preocupación por el espacio se manifiesta en la necesidad que el actor tiene de crearlo a través de su temporalidad rítmica, es decir: musical. El espacio viviente será, por tanto, a nuestros ojos, y gracias al intermedio del cuerpo, la placa de resonancia de la música. Podríamos avanzar incluso la paradoja de que las formas inanimadas del espacio, para devenir vivientes, deben obedecer las leyes de una acústica visual (1). Esta identidad espacial vital es percibida por Appia a través del trabajo del actor: «El espacio es nuestra vida; nuestra vida crea el espacio, nuestro cuerpo lo expresa» (2). El actor dibuja entonces sobre el espacio su interpretación física, sometida a un ritmo determinado en un espacio neutro, desprovisto de falsas perspectivas, dotado finalmente de elementos evocadores, ascéticos y en cierto modo narrativos.

El pensamiento dramatúrgico de Appia es enormemente coherente y sitúa al hombre en el centro de su reflexión teórica. La máxima de Protágoras "el hombre es la medida de todas las cosas", ilustra la portada de su texto fundamental, «La obra de arte viviente», y define un aspecto importante de su trabajo, que tan profundamente iba a influir en la obra de sus contemporáneos más jóvenes. En este sentido, Appia nos dice que "para medir el espacio, nuestro cuerpo tiene necesidad del tiempo. La duración de nuestros movimientos mide pues su extensión. Nuestra vida crea el espacio y el tiempo, el uno para el otro. Nuestro cuerpo viviente es la Expresión del Espacio durante el tiempo, y del tiempo en el espacio. El espacio vacío e ilimitado, donde nosotros nos hemos colocado al principio para efectuar la conversión indispensable, no existe ya. Sólo nosotros existimos" (3). Esta temporalidad abstracta se concretó para Appia en la música de Wagner. El soporte formal surgió a través de un despojamiento y desnudez paulatinas. En tanto que escenógrafo, partió del repudio de los decorados de papel pintado, de las falsas perspectivas heredadas y envilecidas desde el Renacimiento. Su análisis le lleva a privar al espacio escénico viviente de toda mentira y dotarlo de unos elementos sólidos, materiales practicables, jugados en función de su significado concreto y tipificados por una iluminación dosificada y consecuente.

La contemplación de cualquiera de sus proyectos escenográficos nos proporciona la visión exacta y real del medio escénico en que la acción teatral va a desarrollarse: una construcción que servirá al Juego del actor. La solución del aparatoso decorado tradicional le lleva a rebelarse contra la identidad espacial imperante que relaciona al espectáculo y al actor con el espectador: "nuestras costumbres teatrales nos hacen muy difícil figurarnos la libertad conseguida sobre la puesta en escena y el nuevo manejo de los elementos de la representación. Siempre nos vemos sentados ante este espacio limitado por un marco y lleno de pinturas recortadas en medio de las cuales se pasean los actores, separa dos de nosotros por una línea de demarcación perfectamente neta" (4).

Sueña entonces con un nuevo tipo de vinculación, próximo por su significado a las grandes celebraciones republicanas, a las gigantescas demostraciones revolucionarias que iban a producirse pocos años después, pero sin encontrar razones místicas sino cívicas a su proporción: "tarde o temprano llegaremos a lo que se llamará la sala, catedral del porvenir que, en un espacio libre, amplio, transformable, acogerá las manifestaciones más diversas de nuestra vida social y artística y será el lugar por excelencia en donde el arte dramático florecerá (con o sin espectadores). El arte dramático de mañana será un acto social al que cada cual aportará su concurso. ¿Y quién sabe?, quizá lleguemos, tras un período de transición, a fiestas majestuosas en las que todo un pueblo participe, en donde cada cual exprese su emoción, su dolor y su gozo y donde nadie consienta seguir siendo un espectador pasivo. Entonces, el actor dramático triunfará" (5).

A través de sus investigaciones escenográficas Appia liquida el decorado ilusorio y construye elementos tridimensionales, potenciadores del juego, a los que la luz concede su valor decisivo: "Todas las tentativas de reforma escénica tocan este aspecto, es decir, la forma de dar a la Iuz su potencia total y a través de ella, al actor y al espacio escénico su valor plástico integral" (6). Después plantea la necesidad de romper Ias barreras existentes entre la sala y la escena y desleir el espacio neutro en sucesivas disposiciones cambiantes. Appia se convierte de este modo en el inspirador de una gran parte de las posteriores búsquedas dramatúrgicas. De Copeau a Artaud, todo el teatro moderno parte de él. Ello puede explicarse en tanto sus textos se apoyan en una reflexión rigurosa, de base idealista, pero renovadora del lenguaje escénico, de su metáfora particular. A este nivel semántico, los descubrimientos de Appia revisten un interés siempre actual y son una vía de estudio inexcusable para cualquier reflexión lúcida sobre la dramaturgia de nuestro tiempo. Jacques Copeau, contemporáneo y admirador de la obra de Appia, escribió el siguiente testimonio el 6 de marzo de 1928, días después de la muerte de Appia: "Era músico y arquitecto. El nos enseñó que la temporalidad musical, que envuelve, ordena y regula la acción dramática, engendra al mismo tiempo el espacio donde ésta se desarrolla. Para él, el arte de la puesta en escena, en su más pura acepción, no es otra cosa que la configuración de un texto o de una música, hecha sensible por la acción viva del cuerpo humano y por su reacción a las resistencias que le imponen los planos y los volúmenes construidos. De ahí el rechazo de toda decoración inanimada sobre el escenario, de toda tela pintada y del papel primordial que concede a este elemento activo que es la luz. Con esto está dicho todo o casi todo. Se obtiene una reforma radical –Appia empleaba gustoso esta palabra– cuyas consecuencias, en su desarrollo, van de las escaleras de Reinhardt al constructivismo de los rusos. Estamos en posesión de una idea escénica. Estamos tranquilos.

Podemos trabajar sobre el drama y el actor, en lugar de girar eternamente alrededor de fórmulas decorativas más o menos inéditas, cuya investigación nos hace perder de vista el objetivo esencial. La idea de Appia: una acción en relación con una arquitectura, debería bastarnos para hacer obras maestras, si los directores de escena supiesen lo que es un drama, si los autores dramáticos supiesen lo que es un escenario../.» (7). Con estas palabras Copeau no sólo desbroza el camino para la comprensión de la obra renovadora de quien considera su maestro, sino que establece las conexiones existentes entre él y los hombres de teatro que iban a proseguirle. Aceptando esta preeminencia en la investigación semántica del espectáculo, Copeau da una lección de buen gusto, inteligencia y sensibilidad. Su obra, puntualizada por la afirmación rotunda: Que desaparezcan los otros prestigios, y para la obra nueva que se nos dé un tabIado desnudo» (8), es en cierto modo la lectura a nivel de las realizaciones cotidianas, de los textos de Appia. Copeau se entrega a un trabajo de renovación en el que el actor se convierte en el centro, fundido en el espacio arquitectónico inmóvil formado por la escena tridimensional fija del teatro «Vieux-Colombier» (9).

Allí, unidos por el trabajo en equipo y por las tradiciones del juego del actor francés, la compañía que Copeau hizo realidad muchas de las teorías de Appia, sólo que a un nivel más modesto, como corresponde a las posibilidades de un teatro que repudia la industria y está económicamente limitado. El trabajo de Copeau –él lo dice– rechaza la máquina y la innovación que no tiende sino a complicar. Ama lo íntimo, en cierto modo, por ser lo único capaz de conservarse puro. Por ello pocos son sus textos sobre el decorado; prefirió dotar al «Vieux Colombier» de un conjunto arquitectural, construido con materiales sólidos, con un corto proscenio que aproximaba mediante un solo escalón los actores al público. Allí se intentó dar vida con la luz a los elementos inanimados, servir al juego del actor mediante la creación de una atmósfera. Esa fue su gloria y su miseria, pues si el límite entre lo racional y lo místico está prácticamente ausente en los textos de Appia, los espectáculos de Copeau son víctimas, sin embargo, del espíritu de su tiempo, están inmersos en la misma "atmósfera" que crean, lo cual entra en colisión con las fuerzas históricas renovadoras a las que si bien Copeau comprende –existen bastantes testimonios– no apoya con su trabajo consecuente.


Notas

(1) L'oeuvre d'art vivant, A. Appia, pp. 45. Ginebra y París, Atar, 1921.
(2) A. Appia, obra citada, pp. 71.
(3) A. Appia, obra citada, pp. 72.
(4) A. Appia, obra citada, pp. 67.
(5) La musique et la mise-en-scene, segundo prefacio del autor, pp. XIII. Anuario del Teatro suizo XXVIII- XXIX. Edmund Stadler, Theater-Kultur Verlag, Berna, 1963.
(6) «Acteur, espace, lumière, peinture, A. Appia, en Theatre Populaire, enero-febrero 1954, núm. 5, p. 38, París. La luz es, en la economía representativa. lo que la música en la partitura: el elemento expresivo opuesto al signo. (La musique et la mise-en-scene, A. Appia, p. 55. Berna, Theaterkultur Verlag, 1963).
(7) Le renovateur de la mise-en-scene. L'art et l'oeuvre d'AdoIphe Appia, Jacques Copeau, en Comedia, París, 12 marzo 1928.
(8) Critiques d'un autre temps, J. Copeau, página 249. París, Editions de la Nouvelle Revue Française, 1923.
(9) A propósito del dispositivo escénico del teatro Vieux Colombier, diseñado en parte por Copeau y fundamentalmente por Jouvet, debemos señalar que su antecedente inmediato es el proyecto escenográfico para þ La Pasión según S. Mateo, realizado por Gordon Craig. La disposición de las escaleras de fondo, con su alta plataforma, el espacio central, etc., hacen de uno la réplica. prácticamente, de la otra.
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Obras de Adolphe Appia:
-La Mise en scène du drame wagnérien (1895)
-Die Musik und die Inscenierung von Adolphe Appia (1899); editado en francés como Adolphe Appia. La Musique et la mise en scène, 1892-1897 (1963)
-Comment réformer notre mise en scène (1904)
-Adolphe Appia. L'Oeuvre d'art vivant (1921)
-Art vivant ou nature morte? (1923)
-Goethes Faust, erster teil, als dichtung dargestellt (1929)



EL CONCEPTO DE ESPACIO ESCÉNICO (ADOLPHE APPIA) en Compañía NexoTeatro http://www.nexoteatro.com/Adolphe%20Appia.htm

JOSEF SVOBODA- LA DRAMATURGIA DE LA LUZ.


Hay creadores cuya trascendencia de su obra es tal, que se siente cierto rubor escribir sobre ellos. Actores, directores, dramaturgos, teóricos teatrales o diseñadores que por ser tan conocidos, apenas dedico espacio en esta página para reseñar su obra. Uno de ellos es: Josef Svoboda.
Sobre su obra se ha escrito mucho y su muerte, en 2002, fue reflejada en los medios con la correspondiente biografía de este arquitecto-escenógrafo checo, mundialmente conocido por ser el creador de la famosa “Linterna Mágica”.
Josef Svoboda nació en 1920 en Čáslav, Checoslovaquia (actualmente República Checa). Se formó como arquitecto en Praga y ya en los años 1940’s comenzó su interés por el teatro y la escenografía, especializándose en la Escuela de Artes de dicha ciudad. En 1948 ya era el diseñador jefe del Teatro Nacional de Praga, manteniendo dicho cargo durante más de 30 años.
Conjuntamente con el director Alfréd Radok, Svoboda comenzó a realizar estudios sobre la luz y sus efectos en la escena, Los resultado de estos, fueron presentados en la Expo de Bruselas en 1958. Con ello, había surgido lo que denominaron como “Linterna Mágica”, que se basaba en la mezcla entre la proyección de imágenes con la presencia real de actores. Dicho “experimento” patentiza un tipo de representación, conocida también como “polivisión” o “poliecrán”, que combinaba el teatro y ballet en vivo con el cine. En 1992 abandona el cargo al frente del Teatro Nacional para ponerse al frente de su creación: el “Teatro de la Linterna Mágica”.
A Svodoba también se le atribuye el haber introducido en la realización de proyectos escenográficos, materiales no usuales, resultantes de la experimentación constante en la aplicación de la tecnología y la ciencia a los efectos visuales en la escena.
Su obra ha sido reconocida por premios y distinciones, tales como: doctor honorífico por la Royal College of Arts de Londres, en las universidades de Denison y Michigan en EEUU así como premios del United States Institute for Theatre Technology (USITT). Fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y Letras en París en 1976, así como la Legión de Honor Francesa en 1993.
Su visión de la escena y su visualidad se nutrió de los reformadores escénicos, sobre todo de Edward Gordon Craig. Maestro del espacio escénico monumental, el género adecuado para su creación era, por lógica, la ópera. Una vez probada su creatividad en la escena checa, fue demandado por otros teatros del mundo: Teatro Regio di Parma, el Piccolo Teatro de Milán y, sobre todo, para Sferisterio di Macerata ese teatro al aire libre monumental, donde se realiza uno de los festivales de ópera más espectaculares.
Josef Svoboda. Tristan e Isolda. Genova. 1978
Josef Svoboda. Tristan e Isolda. Genova. 1978
Con más de 800 escenografía, Svoboda no se repetía nunca, su sello de identidad era reconocible, esencialmente, por el uso de la iluminación. Defensor de la “dramaturgia de la luz”, era esta la que brindaba la atmósfera dramática para cada representación. Aunque sus creaciones utilizaban el volumen, tanto abstracto como con puntos de partida figurativos, la presencia de la iluminación determinaba la expresividad de cada escena.
Los maravillosos sonidos de autores como Wagner, Mozart y Verdi eran traducidos por Svoboda por no menos maravillosas composiciones visuales en las que los efectos creados por la luz sobre las escaleras, los paneles, los plásticos, las fibras, los inmensos telones que aparecían y desaparecían de la escena…todo lo cual trasladaban al espectador la esencia del drama que se relataba.
Josef Svoboda. "Romeo y Julieta" (1963)
Josef Svoboda. “Romeo y Julieta” (1963)
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Diseño de Svoboda para “Carmen”, 1965
De las imágenes encontradas, hemos seleccionado la emblemática solución escénica de Svoboda para la puesta en escena de “Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1980. Un inmenso rostro es deconstruído y se convierte en muros de palacios, en escaleras…todo ello sin dejar de sugerir la fuerza de los dioses y el ambiente estético de la antigua Creta.
“Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1981
“Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1980
“Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1981
“Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1981
“Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1981
“Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1981
“Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1981
“Idomeneo, Rè di Creta”, presentada en el National Art Center, Ottawa en 1981
Otra de las imágenes, pertenece a una puesta en escena en la cual, el creador pone a prueba la aplicación de sus proyectos experimentales con materiales: plásticos ligeros, translúcidos, oprimen la escena en una composición de gran belleza. Desafiando la gravedad, la tensión es evidente aun antes de comenzar la acción dramática.
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Según los estudiosos, su obra está más influenciada por Craig que por Appia. Difiero, sobre todo, por el interés de este último en la iluminación y en el juego del efecto de ésta sobre la abstracción de los módulos. Basta observar la última de las imágenes seleccionadas, proyecto del autor para una obra desconocida, para advertir la influencia del renovador suizo.
Diseño de Svoboda para obra desconocida.
Diseño de Svoboda para obra desconocida.
Maestro donde los haya, Josef Svoboda es, sin duda, uno de los creadores de la escena de mayor trascendencia del siglo XX…la luz, su proyección sobre el volumen y la textura, la mezcla del efecto real y simulado pero, sobre todo, la experimentación constante lo convirtieron en el ‘artesano de la escena más tecnológico de los últimos tiempos’…

JOSEF SVOBODA- LA DRAMATURGIA DE LA LUZ. en Vestuario Escénico https://vestuarioescenico.wordpress.com/2014/11/12/josef-svoboda-la-dramaturgia-de-la-luz/ 

Escenografía: Ilusiones vs. Realidades

23.02.12
Josef Svoboda fue arquitecto, y un gran escenógrafo e iluminador. En 1993 diseñó la magistral escenografía de La Traviata para la ópera al aire libre de Macerata.
El escenario está ubicado en una antigua instalación deportiva, que en 1819 se reconvirtió en teatro, un centro exclusivo para la ópera. La gran particularidad del sitio es que tan solo está formado por un espacio escénico de enormes dimensiones, flanqueado por un gran muro frente al que se sitúan las butacas de los espectadores. No hay caja, ni estructuras auxiliares.
Al enfrentarse a ese lugar tan peculiar, Svoboda tenía claro que debía sorprender con el montaje. En este diseño consigue, con un único elemento, definir de forma espontánea la separación entre actores y artificio, a la vez que constituye la escenografía: un enorme espejo de límites irregulares, para evitar la forma rectangular de un marco teatral tradicional, que refleja los telones extendidos en el suelo del escenario a modo de alfombra.
El espejo, de unos 20 metros de ancho por 14 metros de alto, comienza la representación tumbado en el suelo y se empieza a levantar hacia la mitad del preludio, quedandose a 45º de inclinación. Bajo cada telón hay otro, y éstos van retirándose con cada cambio de escena, fundiéndose con el movimiento de los actores y creando imágenes superpuestas en el escenario. La ilustración de los telones responde a imágenes costumbristas inspiradas en París, lo que en cierta medida compensa la frialdad del espejo. La desaparición de los telones simula un funcionamiento paralelo al teatro a la italiana más tradicional a base de telones de fondo, solo que en este caso están en el suelo, y son visibles a través de su reflejo irregular en el espejo.
Svoboda logra manipular la imagen con la superposición de reflejos que multiplican su percepción, en un efecto escenográfico que desvela las “realidades” ocultas a nuestra mirada.
Tras la última escena, al haberse retirado el último telón, no queda más que el suelo vacío, lo que se identifica perfectamente con la desolación y abandono de la protagonista. Es entonces cuando el espejo se elevaba hasta 90º, devolviendole al público su propio reflejo, haciendo que La Traviata muera en una escena de teatro dentro del teatro.
El conocimiento y buen manejo de los materiales puede hacer que de un concepto muy simple obtengamos un efecto espectacular, y los trabajos escenográficos son un gran ejemplo de ello. Gracias al taller impartido en la Central de Diseño del Matadero por Moisés Robles, he descubierto todo un mundo de posibilidades que investigar.


Escenografía: Ilusiones vs. Realidades en Contradiction http://mycontradiction.com/blog/escenografia-ilusiones-vs-realidades/

Homenaje a Josef Svoboda, el escenógrafo de la luz, en el Teatro Fernán Gómez

svoboda-1La escenografía teatral contemporánea bebe de una fuente de inspiración con nombre propio: Josef Svoboda. El Centro de Arte Teatro Fernán Gómez dedica al escenógrafo checo, del 17 de diciembre al 15 de febrero, la primera gran retrospectiva tras su fallecimiento en el 2002. La exposición reproduce un concepto expositivo sugestivo y evocador de los espacios teatrales diseñando por Svoboda.  Este es un proyecto desarrollado durante dos años por el Teatro Fernán Gómez,  Giorgio Ursini Ursic y Ángel Martínez Roger, comisarios de la exposición,  y que ha contado con la colaboración del único iluminador que trabajó con Svoboda, Vinicio Cheli. La inauguración contó con la presencia de Mora Apedra, directora del Teatro; los comisarios y la hija del escenógrafo Sarka Polak-Hejnová.
La muestra acoge una veintena de maquetas, algunas de ellas móviles; varios documentales, responsabilidad del documentalista Fernando Carmena y la recreación de varias escenografías a modo de instalaciones practicables. Estas piezas tienen procedencia diversa como el Teatro Regia Emilia, la Linterna Mágica de Praga, el Teatro Picolo de Milán y del Festival Maserata. Para Svoboda la arquitectura debía servir para generar recintos de comunicación y a través de la luz provocar la transformación en el tiempo. Bajo estas pautas creó más de trescientas escenografías destinadas para teatros y óperas. Setecientascincuenta más esperan en un archivo para ser digitalizadas y hacerlas públicas.
svoboda-21Creó escenografías para la Opera Metropolitan de Nueva York, la Gran Ópera de París, la Royal Opera House del Covent Garden de Londres o la Scala de Milán. Apenas trabajó en España pero esta exposición llena la ausencia, dijo Ursini y continuó: “La muestra es muy poética, hemos demostrado lo que fue capaz de hacer en sus años de trabajo”.  “A los dieciocho años visitó uno de los palacios checos con su padre. Cuando sonaron las campanas, mientras miraba el patio del palacio, descubrió que el sonido y la luz configuraban el sentido espacial, esa cuarta dimensión”, explicó como origen de sus creaciones Martínez Roger.  Sus creaciones escenográficas mezclaban la influencia constructivista y la tradición, mostrando la dicotomía entre lo clásico y lo experimental. Inventar espacios tradicionales mediante instrumentos inéditos fue una constante de su labor artística.
svoboda-3La innovación técnica dio contenido teatral y dramático al espectáculo, la luz es el elemento transformador principal.  “Fue un gran experimentador y descubridor de métodos plásticos poco habituales. Su materia prima es la oscuridad y de ella sale su teatro”, recordó su hija Sarka Polak-Hejnová. La luz, a través de distintas calidades y soluciones lumínicas, podía contar estados emocionales y dramáticos. En 1967 creó uno de sus efectos especiales más famosos, un pilar de luz de tres dimensiones. Es responsable de la famosa cortina de luz blanca creada por unos focos diseñados por él y llamada Svoboda en reconocimiento a su creador.
Fue el fundador y director artístico de “La Linterna Mágica” de Praga junto a los directores Alfredo Radok y Otomar Krejca. “La linterna Mägica” obtuvo fama mundial como el “teatro de los milagros”. La base de este éxito fue la creación de los sistemas llamados de polivisión y poliecrán, que combinaban el teatro y el ballet en vivo con el cine.
svoboda-4Svoboda realizó el viejo sueño de los visionarios de la escenografía moderna, Adolphe Appia y Eduard Gordon Craig, inspirando el teatro de hoy, desde Robert Wilson a la Fura dels Baus. Decía Svoboda: “Sentado en el patio de butacas miro al espacio oscuro, empiezo a temer que no podré atravesarlo y siempre deseo que este miedo no desaparezca”.
Beatriz García Moreno

Cinco detalles que quizás no conoces de "Lo que el viento se llevó"


  • 15 diciembre 2014

Lo que el viento se llevóImage copyrightGETTY
Image captionVivien Leigh dio vida a la obstinada Scarlett O'Hara, mientras que Clark Gable interpretó al mujeriego Rhett Butler.

Este 15 de diciembre se cumple el 75º aniversario del estreno de "Lo que el viento se llevó", una de las películas más famosas de la historia del cine y la más taquillera de todos los tiempos, si su recaudación se ajusta a la inflación.
El filme, basado en la novela homónima de Margaret Mitchell, ganadora del premio Pulitzer en 1937, narra la tortuosa historia de amor entre la obstinada sureña Scarlett O'Hara, a quien dio vida Vivien Leigh, y el mujeriego Rhett Butler, interpretado por Clark Gable, en los albores de la Guerra de Secesión estadounidense.
La cinta, que en su momento fue la más cara jamás rodada, introdujo importantes avances en la técnica cinematográfica y logró ocho premios Oscar, entre ellos el de mejor película y el de mejor actriz para la entonces desconocida Leigh.
El rodaje de "Lo que el viento se llevó" estuvo plagado de contratiempos, pasando la dirección de la película por diversas manos, con cambios constantes de guión y con una complicada relación entre los actores protagonistas.
Repase con BBC Mundo algunos detalles que quizás no conoce de un filme que, 75 años después, para algunos sigue siendo el mejor de la historia de Hollywood.

1- La película contó con varios directores


George CukorImage copyrightGETTY
Image captionA las tres semanas de iniciarse el rodaje, el director George Cukor se bajó del barco.

George Cukor fue el director elegido inicialmente por el mítico productor de Hollywood David O. Selznick para dirigir "Lo que el viento se llevó".
Desde un principio ambos tuvieron desacuerdos sobre el guión de la película y sobre el ritmo de rodaje, que Selznick quería acelerar.
A las tres semanas de iniciarse el rodaje, Cukor se retiró del proyecto y Victor Fleming fue el elegido para sustituirle.
Tratándose de un trabajo complicado y agotador, en algunas fases Fleming, debido a sus problemas de salud, debió ser sustituido temporalmente por al menos otros dos cineastas.
Algunas teorías sostienen que George Cukor fue apartado del rodaje por presiones de Clark Gable, debido a la homosexualidad del director.

2- Más de 1.400 mujeres participaron en el casting para interpretar a Scarlett O'Hara


Lo que el viento se llevóImage copyrightGETTY
Image captionMuchos no entendían como una británica podía interpretar a la heroína sureña por excelencia.

"Lo que el viento se llevó" contó con un multitudinario casting digno de una superproducción y que se prolongó durante dos años.
A él se presentaron más de 1.400 candidatas llegadas de todo EE.UU., entre las que se encontraban algunas de las intérpretes más importantes de la época.
Para contribuir a la publicidad del filme, se pidió al público que eligiera a su favorita y Vivien Leigh tan sólo obtuvo un voto.
Muchos no entendían como una británica podía interpretar a la heroína sureña por excelencia.

3- Hattie McDaniel fue la primera afroestadounidense en ganar un Oscar y no fue al estreno del filme


Hattie McDanielImage copyrightAP
Image captionHattie McDaniel se convirtió en la primera intérprete negra en ganar un Oscar.

La actriz Hattie McDaniel, quien daba vida a la sirvienta Mammy, se convirtió en la primera intérprete negra en ser nominada a un Oscar y en la primera en ganarlo.
Pese a ello, ni McDaniel ni ninguno de los actores afroestadounidenses que aparecen en "Lo que el viento se llevó" fueron invitados al estreno de la película, celebrado en Atlanta, Georgia, el 15 de diciembre de 1939.
En las últimas décadas el filme ha sido fuertemente cuestionado por cómo presenta a los personajes negros y la manera en la que trata el tema de la esclavitud.

4- Clark Gable no quería aparecer llorando en la película


Lo que el viento se llevóImage copyrightAP
Image captionGary Cooper y no Clark Gable debía interpretar el papel de Rhett Butler.

El actor Clark Gable, el galán por excelencia en Hollywood en aquella época, no quería aparecer en pantalla llorando.
Eso es lo que requería la escena en la que el personaje de Melanie le consuela por la pérdida del bebé que esperaba Scarlett.
El director quería obligarle a rodar la escena y Gable amenazó con abandonar el proyecto. Al final la actriz Olivia de Havilland fue la que lo convenció de lo contrario.

5- Con motivo del estreno de la película, el gobernador de Georgia declaró el día feriado


Lo que el viento se llevóImage copyrightGETTY
Image captionEl rodaje de "Lo que el viento se llevó" estuvo plagado de contratiempos.

El día del esperado estreno de "Lo que el viento se llevó", el 15 de diciembre de 1939, el gobernador de Georgia declaró feriado en todo el estado.
Además, el ayuntamiento de Atlanta, ciudad que tiene gran protagonismo en la película, organizó un festival de tres días, con motivo del cual se engalanaron las calles y se pidió a los ciudadanos que se vistieran con trajes de época.
Cientos de miles de personas se acercaron al Gran Teatro Loews para ver a las estrellas protagonistas el día del estreno.


cinco detalles que quizás no conoces de "Lo que el viento se llevó" en http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/12/141212_cultura_cine_viento_se_llevo_75_aniversario_jg